miércoles, 8 de enero de 2014

Eres

el calor que espera bajo la falda, la tentación. El sabor a océano no pacífico entre las piernas. El cruce descarado de piel sobre piel y sin engaño. La gota de sangre que se sirve en copa y muere en la comisura de los labios. Eres la flecha que sin error alcanza el corazón de mi diana. La melodía que con sus dientes devora botones de pantalón y se desliza por la cremallera, para meterse dentro. La sal que corre hasta la herida, la valiente que se tira y la tapa con su paracaídas. La nicotina de todo mi tiempo, el reloj sin pilas, el calendario sin días, las noches de poesía.

Un desliz no lo tiene cualquiera.

Vamos a deslizarnos en la sensualidad de las letras y el círculo vicioso de mi nombre. Me quedo para morder la tripa de tu inicial y a caer entre sus montañas. Sigue la explosión de noches de colores en cielos oscuros; y ninguna estrella. He estado pensando en ti; o eso dicen las ojeras.

¿Por qué escribes?

Porque puedo decirte que sonrío y todas mis historias hablan de drama. Porque puedo hacer desaparecer los semáforos que me molestan, el sol que me ciega, las lágrimas que caen del cielo perdidas. Porque puedo recogerlas y formar un océano, tirar de la cadena y caer en lo más profundo del alma de alguien. Porque puedo pasear por el desierto y hablar con la luna de día. Porque le puedo dar al botón y la noche me hace camino. Porque es una manera de soñar con los ojos abiertos, y olvidar que estás ahí fuera muriéndote de frío. Porque puedo ser mejor persona y tener tres o cuatro vidas a la vez, mezclarlas, olvidarlas y borrarlas para siempre. Porque puedo esperarte en la estación, y sin embargo vives a tres o cuatro calles de la mía. Porque no creo en las despedidas y me encanta revivir todas aquellas que aún no se han vivido. Porque puedo hacer que lo imposible sea absurdo, y mates de miedo al propio miedo. Porque es la manera más sencilla y bonita de sentirte viva. Porque no existe el rumbo fijo y el presente puede ser el mejor de los futuros. Porque es posible desaparecer cuando ves que no me he marchado a ninguna parte. Porque no existe paisaje más bonito que la imaginación, porque no existe animal más salvaje que la palabra. Porque no existe arma más peligrosa que un bolígrafo bien cargado de tinta. Porque no podría ser yo misma en un mundo donde todo es lo que se ve y nada es lo que se imagina.